Puede parecer muy simplista este esquema básico –inspirado por las culturas griega, hindú y mapuche- para explicar todo el “cosmos” del mundo visible y sus interrelaciones, pero mientras persista la ignorancia y pobreza -incluso cultural- de grandes masas de población humana, la absoluta prioridad de educación y gestión ambiental y social debería ser establecer un mínimo de sabiduría, organización y ecodesarrollo del bienestar para el máximo de personas y pueblos posible.
Al mismo tiempo que desde el esquema de mi web respecto de las cuatro “sustancias” primarias más la explícita conciencia desalienada, éter o “5º elemento” para entender las otros cuatro, los aspectos señalados de cada elemento designan algunos factores que les caracterizan, y en un futuro cercano, el nombre de los 24 sabios “ancianos” que algún día dirigirán la depurada ONU.
La Coherencia “PEPA”: entre Pensamiento, Emoción, Palabra y Acto se realiza desde la conciencia personal y global, y se completa con la comprensión de los cuatro ríos del “paraíso bíblico”, y que como “deltas” dan lugar a cuatro conceptos claves de la resolútica global: Desalienación mental urgente, Descentralización política, Descongestión urbana y Desamortización global de todos los bienes físicos y espirituales infrautilizados o abandonados. Este es el esquema de facetas personales y elementos vitales básicos.; En él se establecen también las edades físicas y jurídicas que –en mi opinión- servirían para reformar las leyes del derecho y la ética internacionales:
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Pensamiento, aire, mente, infancia –de 0 a 15 años-, norte, Eurasia.
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Emoción, tierra, corazón, juventud –de 16 a 30 años-, este, África.
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Palabra, agua, alma, madurez –de 31 a 60 años-, sur, Australia.
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Acto, fuego, fuerza, senilidad -61 años o más, oeste, América.
Y hablando de conciencia, aunque toda la magia cabalística, el profetismo exotérico y las sincronías espirituales, astrológicas y místicas que han marcado tanto mi existencia y encarnación “espiritual” sólo hubieran sido meras casualidades, no ha sido una pérdida de tiempo dedicarme a pensar propuestas lógicas y reformas radicales para el desarrollo humano sostenible por el medio ambiente.
Pero -como sugiere el “Manifiesto Humanista 2000”- seguiré viviendo en mi comunidad con la mejor intención y la actitud personal más correcta y prudente que pueda concebir....Después de todo y aunque muy cansado, creo que a mí si me han servido mis ideas, y mirando al futuro con optimismo me resistiré el máximo posible contra la fatalidad del sistema social que me ha tocado vivir.
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